Existen manuscritos que demuestran que ya en el s. IX los monjes sufíes de Yemen tomaban café para mantenerse despiertos durante sus meditaciones. Según cuenta el códice Abd-Al-Kadir, el árbol crecía salvaje en Abisinia (actual Etiopía) y tras su descubrimiento accidental por Omar, un aspirante a médico originario de Mocha, el café se empezó a cultivar y a tomar en las comunidades religiosas yemenitas.
Tag de navegación