Francesco Bongiorni (Milán, 1984) confiesa que cuando le contactamos por primera vez, y le mostramos la colección de portadas que diversos artistas han realizado para García de Pou a lo largo de los años, le temblaron un poco «las rodillas». Trabajar en un proyecto en el que han participado artistas «de ese calibre», dice, «ha sido todo un honor y un placer». Pero lo cierto es que este ilustrador italiano, residente en Madrid, tiene ya una trayectoria a la altura de los grandes: ganador de varios premios internacionales, incluida la medalla de oro de la Society of Illustrators de Nueva York, y colaborador habitual en The New York Times, The Guardian, Washington Post, The Wall Street Journal o Le Monde. Ahora también es el autor de la portada del nuevo Catálogo de Navidad 2024/25 de García de Pou.
¿Qué le inspira más: un día lleno de actividad o un momento de absoluta quietud?
Diría que lo que me inspira es seguir mi curiosidad, que por suerte me empuja en diferentes direcciones. El sociólogo Domenico De Masi elaboró el concepto de ocio creativo, una teoría con la que me identifico, y según la cual hay que buscar una situación donde se confundan los límites entre trabajo, estudio y juego. Esta fusión genera lo que se llama ocio creativo, una situación en la que trabajas sin darte cuenta.
¿Ya tiene la idea final de un trabajo en la cabeza o el proceso creativo le lleva por caminos inesperados?
Cada vez que empiezo un trabajo tengo claro hacia dónde quiero ir, pero nunca ha habido una sola ocasión en la que haya logrado llegar exactamente allí.
«Time-lapse» del proceso de creación de la portada
¿Cómo se enfrenta a los encargos que le hacen?
Tengo una base de datos de imágenes que llevo recopilando durante años. Son imágenes de todo tipo que, por alguna razón, captaron mi atención y las guardé en una carpeta en mi ordenador. Pinturas, fotografías, cómics, manchas de color, grabados fotográficos de libros antiguos… Me gusta, antes de empezar un proyecto, echar un vistazo rápido a estas imágenes para inspirarme, y me doy cuenta de que suelo hacerlo especialmente con imágenes o ambientes que son completamente diferentes a lo que tengo que representar.
Háblenos de la portada de nuestro Catálogo de Navidad 2024/25.
La obra busca contar una historia. Me gusta representar a mis personajes de manera que generen preguntas en el espectador. ¿Quiénes son? ¿Viven en la cabaña detrás de ellos? ¿Por qué llevan una máscara y un sombrerito de fiesta? Estas preguntas crean curiosidad en el observador y, por lo tanto, también empatía. No busco dar respuestas en mi trabajo, sino generar preguntas.
¿Qué cree que distingue su obra?
Más que dibujar, me gusta contar a través del dibujo. Es algo diferente. Uno de los temas a los que me gusta dedicar atención en mi trabajo es el espacio y el lugar. Me encanta cuando tengo la oportunidad de evocar un lugar, sus características y particularidades. Para mí, dedicar tiempo a estudiarlo, dibujarlo y entenderlo es como hacer un pequeño viaje. No es de extrañar que esto me haya llevado, con los años, a colaborar en proyectos que requerían una atención especial hacia un lugar o un ambiente específico. Además, hay una gran atención al detalle en mi trabajo. Es algo que, en cierto sentido, va un poco a contracorriente de lo que hacen muchos colegas, pero que justamente por eso me distingue.
¿Ha cometido algún error valioso en su carrera que haya influido en su proceso creativo?
Me ha pasado muchas veces. A menudo me invitan a dar cursos, masterclasses o workshops, y en mis clases incluyo a menudo ejercicios como dibujar con los ojos cerrados o con algún tipo de limitación. Esto siempre lleva a resultados sumamente interesantes. Las razones son dos: la primera es que, cuando dibujamos con los ojos cerrados o con obstáculos, nos liberamos del miedo a equivocarnos. Dibujar sin miedo al juicio (nuestro juicio es siempre el más severo) equivale a correr riesgos y a sacar ventaja de un error o una imprecisión. Esto no es más que el proceso creativo. La segunda razón es la serendipia, es decir, encontrar algo sin buscarlo. Dibujar sin expectativas y luego ver qué se ha aprendido es, en mi opinión, la mejor manera de crecer. Correr riesgos y aprender a aprovechar el error a nuestro favor.
¿Quiénes son sus principales influencias artísticas?
Una serie de influencias desorganizadas, sin un hilo lógico, anacrónicas y caóticas: Albrecht Dürer con su ciclo de los locos, la narrativa de Hirohiko Araki, las «cascinas» grabadas en «plein air» por Federica Galli, los colores de Claudio Olivieri, las composiciones de Jockum Nordstrom y los barcos camuflados de Norman Wilkinson.
Si pudiera ilustrar un momento histórico o un evento futuro, ¿cuál elegiría y cómo lo representaría?
Representaría el Endurance, el barco de Sir Ernest Shackleton atrapado entre los hielos, con un punto de color en un mar blanco y gris.
¿Un proyecto del que se sienta especialmente orgulloso?
«El Atlas de los Lugares Misteriosos de Italia» y «El Atlas de los Lugares Misteriosos de la Antigüedad», que creé junto al escritor Massimo Polidoro. Siempre me han fascinado esos lugares ligados a antiguas leyendas o hechos curiosos de la historia. Hace algunos años, le propuse a Massimo crear juntos un libro que evocara estos lugares misteriosos a través de su pluma y mi lápiz. Él se mostró inmediatamente entusiasta, y así comenzó nuestra colaboración para contar la historia de esos lugares enigmáticos.
¿Y algún proyecto personal o sueño artístico que aún no haya realizado?
Ilustrar «El nombre de la rosa» de Umberto Eco.